Atahualpa
Atahualpa
En cumbre de los Andes arrogantes
trenza glacial el músculo guerrero
voz al grito cundido en derrotero
galopa entre jarretes rocinantes
Elápidas deslizan sus instantes
y el arco tenso curva con mechero
¡Ambición veleidosa del barquero!
Tildando de CONQUISTA actos flagrantes
Suspendió gran monarca andar de cuajo
¡Caldearon los ríos en cascajo!
Savia ultrajante trepa alta catalpa
y en garrotes cobardes del ocaso
dinastía rodó por prensa en mazo
¡Regando valentías de ATAHUALPA!
Beatriz Vicentelo
Referencia Histórica
Atahualpa (Ave de la Fortuna) último
soberano del Imperio Inca. Aprovechando
la guerra civil de los dos hermanos Huáscar
y Atahualpa, se dio la conquista
cayendo prisionero el Inca Monarca Atahualpa. Por su rescate pidieron dos
habitaciones llenas: una de oro y dos de plata; como el INCA era altísimo
pidieron que el rescate fuera del tamaño que midiera su estatura en punta de
pie más los brazos en alto; igual lo mataron
con la Pena del Garrote, porque
surgió el miedo a una rebelión. Nuestros
ancestrales incas eran altos y
musculosos, guerreros y con el acero impregnado en la sangre: sumamente
inteligentes.
Cuenta la historia, que estando prisionero
Atahualpa, jugaban los españoles AJEDREZ y el observaba. No sabía el idioma; y
en una movida ajedrecista Fernando de Soto iba a caer en jaque mate, Atahualpa
le avisó que esa pieza no la moviera, sino otra, Fernando de Soto se dejó llevar por el Inca y
ganó la partida
Cultura general, Historia del Perú.
Fuentes. Historiador Ricardo Palma, Pons
Musso.
Los poemas históricos tienen el doble atractivo de la buena literatura y la del conocimiento, que aunque se sepa se refresca, y aparte sacan un poco la fantasía de los poemas, porque como sabemos, no todo es color de rosa.
ResponderBorrarY es bueno aclarar en prosa algunas partes del poema, porque en este caso conocemos esa parte de la historia del Perú, pero en otras desconocemos a los personajes o los sucesos acaecidos tiempos atrás, en otras latitudes.
En pocas palabras, en un poema hermoso que no hace volver la vista a siglos pasados.
Ernesto C.