Nada me sorprende...

Porque luchando renací de nuevo
con cuidado recorro mis caminos
para evitar otro dolor longevo
que dejara en mi senda torbellinos.
 
Al fin soy otro lo conozco todo
y baso mi accionar en la experiencia
donde distingo sin variar el lodo
que se intenta ocultar tras la apariencia.
 
O el falso amigo de palabras huecas
que quiere demostrar su falso aprecio
sus turbias aguas de lagunas secas
y el doble estándar que adormece al necio.
 
Cada cual es su imagen hacia afuera
lo que quiere que veas solamente
y hacia adentro levanta la barrera
cerrando su interior completamente.
 
Porque guarda en su mente algo proscrito
algo pérfido que hizo y nunca expresa
algo que está en su ser como un delito
y no lo muestra al mundo ni confiesa.
 
Detrás de cada casa o cada puerta
detrás de algún halago o la sonrisa
hay una ambigüedad que desconcierta
y esquiva la verdad que se precisa.
 
Por ver tanto ya nada me sorprende
no creo en la palabra que se dice
pues sin ningún escrúpulo hoy te vende
el mismo que te abraza y te bendice.
 
Ernesto Cárdenas.
26… Friedrich Nietzsche… El derrumbe de un filósofo.

 

Digamos al escribir sobre Nietzsche que fue sucesor, un hereditario de las ideas nihilistas de Arthur Schopenhauer, y de aquel fatalismo emocional que envolviera tantas existencias, algunas que llegaron al suicidio, y otras al abandono total de la esperanza.

Fue un recio pensador, un filósofo de primera línea con una cultura avasalladora, que se extendía a todos los campos de la literatura

Friedrich Nietzsche.

Monumental, enorme en los furores

de un hecho que tocó lo trascendente

lo excepcional tenaz en los hervores

de un sueño, de un fragor y de un torrente.

 

Un pensador violento en ese enigma

del paso por su mente y lo profundo

un creador racial en ese estigma

de sombras frente al clero y frente al mundo.

 

Dio margen a la idea y al diseño

intenso que eclipsaba antiguas rutas

para escalar la cima en el empeño

terrible de las cosas absolutas.

 

Total en su inquietud y en el obseso

del arte de escribir como un emblema

anduvo en ese afán como un poseso

asido en su pasión a lo que extrema.

 

No tuvo en su batalla aquel respiro

que sabe de la paz que nos modera

su espíritu fue grito y fue ese giro

crispado de un delirio y de una hoguera.

 

Sus letras fueron vísceras y furia

arterias de una innata rebeldía

y fueron el clamor en la centuria

del siglo diez y nueve en la osadía

 

Su lucha en el rigor no fue sencilla

en medio del azar que siempre asedia

empuja, desvaría y encasilla

el alma en ese horror de la tragedia.

 

O en la tiniebla donde todo obstruye

el genio en el tropel de sus lebreles

en busca de un ardor que constituye

el ala que rebasa los niveles.

 

Hasta ese fin que marca una sentencia

atada en su crespón a lo imprevisto

para arrastrar total a la demencia

al hombre que escribió “El anticristo”

 

Ernesto Cárdenas.

26… Friedrich Nietzsche… El derrumbe de un filósofo.

 

Digamos al escribir sobre Nietzsche que fue sucesor, un hereditario de las ideas nihilistas de Arthur Schopenhauer, y de aquel fatalismo emocional que envolviera tantas existencias, algunas que llegaron al suicidio, y otras al abandono total de la esperanza.

Fue un recio pensador, un filósofo de primera línea con una cultura avasalladora, que se extendía a todos los campos de la literatura

Friedrich Nietzsche.

Monumental, enorme en los furores

de un hecho que tocó lo trascendente

lo excepcional tenaz en los hervores

de un sueño, de un fragor y de un torrente.

 

Un pensador violento en ese enigma

del paso por su mente y lo profundo

un creador racial en ese estigma

de sombras frente al clero y frente al mundo.

 

Dio margen a la idea y al diseño

intenso que eclipsaba antiguas rutas

para escalar la cima en el empeño

terrible de las cosas absolutas.

 

Total en su inquietud y en el obseso

del arte de escribir como un emblema

anduvo en ese afán como un poseso

asido en su pasión a lo que extrema.

 

No tuvo en su batalla aquel respiro

que sabe de la paz que nos modera

su espíritu fue grito y fue ese giro

crispado de un delirio y de una hoguera.

 

Sus letras fueron vísceras y furia

arterias de una innata rebeldía

y fueron el clamor en la centuria

del siglo diez y nueve en la osadía

 

Su lucha en el rigor no fue sencilla

en medio del azar que siempre asedia

empuja, desvaría y encasilla

el alma en ese horror de la tragedia.

 

O en la tiniebla donde todo obstruye

el genio en el tropel de sus lebreles

en busca de un ardor que constituye

el ala que rebasa los niveles.

 

Hasta ese fin que marca una sentencia

atada en su crespón a lo imprevisto

para arrastrar total a la demencia

al hombre que escribió “El anticristo”

 

Ernesto Cárdenas.

de un hecho que tocó lo trascendente

lo excepcional tenaz en los hervores

de un sueño, de un fragor y de un torrente.

 

Un pensador violento en ese enigma

del paso por su mente y lo profundo

un creador racial en ese estigma

de sombras frente al clero y frente al mundo.

 

Dio margen a la idea y al diseño

intenso que eclipsaba antiguas rutas

para escalar la cima en el empeño

terrible de las cosas absolutas.

 

Total en su inquietud y en el obseso

del arte de escribir como un emblema

anduvo en ese afán como un poseso

asido en su pasión a lo que extrema.

 

No tuvo en su batalla aquel respiro

que sabe de la paz que nos modera

su espíritu fue grito y fue ese giro

crispado de un delirio y de una hoguera.

 

Sus letras fueron vísceras y furia

arterias de una innata rebeldía

y fueron el clamor en la centuria

del siglo diez y nueve en la osadía

 

Su lucha en el rigor no fue sencilla

en medio del azar que siempre asedia

empuja, desvaría y encasilla

el alma en ese horror de la tragedia.

 

O en la tiniebla donde todo obstruye

el genio en el tropel de sus lebreles

en busca de un ardor que constituye

el ala que rebasa los niveles.

 

Hasta ese fin que marca una sentencia

atada en su crespón a lo imprevisto

para arrastrar total a la demencia

al hombre que escribió “El anticristo”

 

Ernesto Cárdenas.

 

Digamos al escribir sobre Nietzsche que fue sucesor, un hereditario de las ideas nihilistas de Arthur Schopenhauer, y de aquel fatalismo emocional que envolviera tantas existencias, algunas que llegaron al suicidio, y otras al abandono total de la esperanza.

Fue un recio pensador, un filósofo de primera línea con una cultura avasalladora, que se extendía a todos los campos de la literatura

Friedrich Nietzsche.

Monumental, enorme en los furores

de un hecho que tocó lo trascendente

lo excepcional tenaz en los hervores

de un sueño, de un fragor y de un torrente.

 

Un pensador violento en ese enigma

del paso por su mente y lo profundo

un creador racial en ese estigma

de sombras frente al clero y frente al mundo.

 

Dio margen a la idea y al diseño

intenso que eclipsaba antiguas rutas

para escalar la cima en el empeño

terrible de las cosas absolutas.

 

Total en su inquietud y en el obseso

del arte de escribir como un emblema

anduvo en ese afán como un poseso

asido en su pasión a lo que extrema.

 

No tuvo en su batalla aquel respiro

que sabe de la paz que nos modera

su espíritu fue grito y fue ese giro

crispado de un delirio y de una hoguera.

 

Sus letras fueron vísceras y furia

arterias de una innata rebeldía

y fueron el clamor en la centuria

del siglo diez y nueve en la osadía

 

Su lucha en el rigor no fue sencilla

en medio del azar que siempre asedia

empuja, desvaría y encasilla

el alma en ese horror de la tragedia.

 

O en la tiniebla donde todo obstruye

el genio en el tropel de sus lebreles

en busca de un ardor que constituye

el ala que rebasa los niveles.

 

Hasta ese fin que marca una sentencia

atada en su crespón a lo imprevisto

para arrastrar total a la demencia

al hombre que escribió “El anticristo”

 

Ernesto Cárdenas.

 

Comentarios

  1. Bueno ya lo dijo un poeta, todo sentimiento viene entremezclado, nada en su esencia es puro, "si el mismo corazón siendo tan noble, cuántas veces se muestra enmascarado". Y es lo que tú has dicho en sendas y admirables estrofas, que me hacen admirar con aplausos!!

    ¡Cuán grandiosos son tus poemas amigo, con ellos no solo disfruto leyendo buena poesía, sino que en muchas ocasiones, aprendo!

    Miles de gracias por este sabio compartir mi buen amigo!
    Mis abrazos!

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