4… Hildegarda de Bingen, la monja rebelde.
En pleno siglo Xll, cuando la mujer era la sumisión manifiesta en todas las esferas de la vida, cuando el mismo San Pablo dijo:
"Las mujeres deben permanecer calladas en las iglesias, pues no les corresponde a ellas hablar, sino vivir sometidas, como dice la ley"
Existió una que rompió el silencio, que en contra de todos, desde una humilde posición en un convento alzó la voz, no tuvo miedo de ir al frente para criticar las injusticias, para ser rebelde contra los prejuicios, y con valor poner una bandera de combate femenino sobre la historia, la de esa historia, ese momento en que todo era para hombres como la cultura, las cruzadas, las luchas contra los vikingos, contra los mongoles, y sobre todo contra las herejías que pululaban y ponían a la iglesia en peligro, como aquella tan perseguida de los cátaros o la de los arrianos, que aún se negaban a rendirse, a pesar que fueron condenados en el concilio de Nicea..
Esta mujer, esta monja escribió libros sobre medicina, sobre lo que le dictaba Dios, sobre música y sobre poesías entre otros, y fue la primeras en sacar a las mujeres de los conventos mixtos, donde tantos problemas se daban entre el roce de los géneros, para fundar el primer convento en Europa solo para mujeres, solo para monjas, cuya palabra "monja" en su etimología significa soledad, y en esa soledad se dio a conocer por sus luchas, por sus comunicaciones con Dios y por su literatura, por eso le escribí el poema que aquí les paso.
Hildegarda de Bingen, la monja rebelde.
Figura medieval que en el relieve
del tiempo en su quehacer dejó una huella
dejó una identidad en ese breve
retazo de algo grato que destella.
Fue un empeño total, una porfía
sagrada de una entrega sin tardanzas
de algo en fin que no tuvo analogía
en ese tiempo cruel sin esperanzas.
Y así de niña se arrimó al amparo
de un convento que hiciera su destino
para encontrar orando el rumbo claro
de Jesús que era amor y era camino.
Para romper con todo lo que ataba
y abrir su corazón para otra empresa
para escuchar la voz que interna hablaba
del amor, del afecto y la promesa.
Porque tuvo aquel don de las pasiones
que es sacro privilegio y es alianza
de una noble intensión que entre visiones
la hizo mensajera de confianza.
Para escribir aquello que llegaba
con luces para hacerla la elegida
de algo en verdad selecta que anegaba
por dentro para andar otra avenida.
Luchando contra el clero, contra el vicio
que era la sumisión de las mujeres
luchó para escapar del precipicio
luchó para encontrar amaneceres.
Se le recuerda en sí por su legado
que abrió la puerta al alma femenina
como el valor eterno de un llamado
que arrancó a la mujer de la rutina.
Ernesto Cárdenas.
¡Interesante la historia de esta monja Hildegarda!
ResponderBorrarLa verdad que nunca he oído sobre ella. Y murió de causas naturales? Leeré su biografía.
Observando las acciones del hombre a través de la Historia, al parecer éste era poco bondadoso, más rígido y poco practicante del amor al prójimo; míralo tú por ti mismo, que has citado las injusticias y yerros que ellos cometían.
Yo pienso que si el hombre hubiera dejado de creerse superior a la mujer y hubiera sido más justo e hidalgo, dejando que la MUJER tuviera parte activa en la tierra, ya que ella es más sentimental y cognitivamente más capacitada, hoy en día, no nos estuviéramos lamentando de nuestra triste realidad.
Pero, el hombre impuso lo único que tenía, SU FUERZA para someter a la mujer y con astucia hacerla sumisa. Y he aquí los resultados donde nos quejamos TODOS de estar como estamos. Porque ¿en quién recae lo bueno o malo de un gobierno? En quien LO EJECUTA ¿cierto?
Para mí, que el hombre siempre se dio cuenta de la inteligencia de la mujer y el TEMOR de evidenciar sus límites fue suficiente motivo para actuar desde siempre contra la mujer. Y esto será "per secula seculorum". "Quien no conoce la humildad, conoce la soberbia" Sócrates
Interesantísimo poema mi querido Ernesto!
Un disfrute total su lectura!
Gracias