Abandono

Abandono

 

¿A qué has venido esta noche?

¡A estas horas sin estrellas!

En esta noche de insomnio

pronunciando su honda ojera

tu rostro en lecho de añoro

en el olvido da vueltas

Ya mis horas no te nombran

para no morir de pena

merodean tantas sombras

con silencio que no inquieta

Fantasma del abandono

es triste, mas no molesta

y la letra de tu nombre

crepita en tronco de leña

con leve fuego de nada

con levedad que no quema

Una lengua en tu fogata

una lengua vil, artera

susurra en llama muy baja

¡Que me dejaste por vieja!

Yo no miro negras llamas

¡Ni sus tornos de silueta!

¡Ni los zarcillos que encienden!

Ni sus trajes de piruetas

Si mi ropero está lleno

no me importan otras prendas

menos ripios y rellenos

Lo mío fue una veleta

sometida a fuertes vientos

en tus molinos de siega

Que si el agua se acabó

en las fuentes de mis sendas

¡Ni reniego ni me quejo!

Del óxido de reyertas

Que vieja nunca yo fui

cuando asistí de enfermera

cuando tu dolor y fiebre

aplacaba en cabeceras

Y fueron ¡Ah tantas noches!

¡Tenías quien te atendiera!

Y empeñé lo de mi madre

cuando faltaba la cena

¡Trabajé noches y días!

¡Di todo por tu carrera!

Con mis tres hijos encima

viéndomelas como pueda

Hoy que el mozo se ha servido

¡Hoy la mujer está vieja!

Y la dama de oficina

se lleva lista la cena

¡Con hijos comí frijoles!

Para su buena merienda

Si no importaron los críos

menos juventud que diera

cuando costó sudor ¡Sangre!

casita de adobe y tierra

cuando sufrimos penurias

porque zumbaban pobrezas

¡Señorito viste hoy galas!

De esas cosas no se acuerda

No importa mi caballero

así es la lluvia en vereda

cuando cae al piso, ¡Llora!

Cuando se asienta, ya ruedan

las gotas en los cristales

nacarando sobre cuestas

Déjeme con el insomnio

que a usted nada le interesa

si acaso duermo o no duermo

 si estoy viva o estoy muerta

Usted ya gozó de sombras

del árbol que ahora es leña

no espere que se crepiten

gemidos en la candela

¡No espere que se derrumben!

Carboncillos de entereza

¡No espere que le supliquen!

¡Que no nos deje por ella!

Que entiendo perfectamente

¡La vida tiene rarezas!

Que nadie tiene la culpa

que la otra sea mozuela

y que usted esté cansado

del esmero de esta vieja

Total fueron ¡Solo once años!

¡Que no valieron la pena!

Fueron once años zurciendo

calcetines para escuelas

¡Solo once años padeciendo!

¡Con el frío bajo esteras!

Abrazados unos a otros

¡Abrazos que ya no cuentan!

¡Abrazos a un padre esposo!

¡Que juraba mil promesas!

Promesas que se esfumaron

se fueron por esa puerta

como el sol en la ventana

al final de primaveras

Pedimos solo una cosa

y lo hacemos con nobleza

-y hágame caso mi hijito-

que se va sin parentela

Vea por dónde camina

que la trocha no es pareja

y usted es gallo "usadito"

Y ella, bastante polluela

Dios no quiera que mañana

¡Le den la misma moneda!

 

Beatriz Vicentelo

Comentarios

  1. Es triste tu poema pero la vida es así, es como viene. Aunque en nosotros está enderezar también el camino, en nuestras manos se encuentran algunas veces las soluciones.
    Un largo poema con una historia interesante, con algo para pensar y pensar profundo.
    Muchas veces, los que ya peinamos canas, tenemos la idea de que muchos nos ven jóvenes, de que podemos alejar la idea de los años con una persona menor a nuestro lado, y eso es peligroso, porque la juventud se paga, y muchas veces lleva a que nos pierdan el respeto y hasta la ruina.
    Nada hay mejor que una compañía que camine con nosotros por cariño, aunque le sobren los años.
    Me gusta mucho cómo desarrollas los temas, cómo le vas dando vida y elegancia a tu poema, y siempre con algo para meditar.

    Ernesto C.

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