¡Pago por tu Beso!

 

¡Pago por tu Beso!

 

Delineo tu sombra que el embeleso invoca

y en ensoñada forma,  el beso de mi viento

se ilumina anhelante con delirio en mi boca

de tan solo pensar que absorberá tu aliento

 

Imaginarte cerca..., ¡El alma se retoca!

¡Con lámparas de fiesta!  ¡Con trinos en concento!

Me ubica en la cascada tórrida que desboca

al encanto más grande de un hondo sentimiento

 

Y es que sí, lleva el beso..., feérico onirismo

de una esencia excitante, en el centro del alma

Y aquel beso no físico, que tú me has enviado

 

me ha remecido fuerte ¡Tan fuerte con seísmo!

 por la sorpresa grata que sacudió la calma...

¡Que hoy muero por tu beso..., Así sea rentado!


Beatriz Vicentelo

 



Comentarios

  1. Se cuenta que el beso, antes de Alejandro Magno, no se daba en Europa, se desconocía el ósculo de amor, y este emperador trajo esa costumbre de la India.
    Tu poema resalta y nos da a entender que amas con grandeza de corazón, que tienes el beso como un sello del amor entre dos, y eso se llama también intercambiar sentimientos, o como diría también un guasón, intercambiar bacterias.
    El beso, como ves tiene historia y tu poema, es un homenaje a esa caricia que se comparte entre dos bocas, aunque hay besos traicioneros como el de judas, ese con tragedia conocida que recuerda la historia bíblica.
    Me gustó la fuerza pasional de tu poema, y la gracia final del mismo con todo y renta.


    Ernesto C.

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