María de Magdala
María de Magdala
Ayer, torno de besos como yedra
enredaban ardor en escarpada
¡Ah carne voluptuosa en piel ansiada!
La noche te enamora el día empiedra
Hoy turba enardecida, mano arredra
¡Sombrea negra muerte altiva en rada!
y tú mujer, huidiza acorralada
esperas sepultura en cal y piedra
Y ya el tiempo se acerca con agujas
por este laberinto de hoces brujas
a pie rezado está destino echado
Mas un aliento vibra... ¡Hay un previsto!
Un enérgico mando en Jesucristo
"¡Lance piedra el que viva sin pecado!"
Beatriz Vicentelo
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Muy bueno tu poema sobre un tema fascinante, por un relato que nos llega desde los primeros siglos del cristianismo, porque aparte de la Biblia hay tela por donde cortar con magdalena, desde que se comentaba que era un apóstol más, hasta que se besaba con Jesús según el evangelio apócrifo de Santiago, en fin, tocas un tema que tiene mucho de intriga y de enredos antiguos, sé cuanta que luego de la crucifixión, Magdalena escapó y llegó al sur de Francia, donde vivió y murió, y desde aquellas lejanas fechas son numeroso los templos en esa región de Francia dedicados a ella.
ResponderBorrarNo quiero ahondar en el tema, pero hay varios libros que hablan sobre ella, como “El Legado mesiánico” “El enigma sagrado” o los Evangelios apócrifos. En fin, que tu poema es un excelente trabajo que no solo es religioso, sino también histórico y misterioso.
Muy claro y muy hermoso, me ha encantado.
Ernesto C.