Sor Juana Inés de la cruz… Poema para una teoría.

No intento con unas letras retratar la vida de Sor Juana en un poema, no bastan unas cuartetas para su historia, para delinear sus obras y para entender sus actos, solo me limito -y no soy el único- a pensar en ese paso de su existencia, en ese giro de su entidad, el de una mujer inteligente con futuro, el de un espíritu apasionado empujado a los silencios de una celda, hasta un convento, a un aislamiento que le anulará el mañana, y que cegará su ventana a la esperanza.
Quiero imaginar que siendo como cuentan los cronistas:


 “Una joven bella, de hermosos labios rojos, dientes blancos y bien formados, de tez dorada y manos exquisitas”


No estuvo alejada de los sueños, de la idea de un amor por misterios de arriba, de un sentimiento por necesidades del alma, de una ilusión, algún vuelco de su realidad en su momento y en su delirio, para alcanzar ese tramo de los besos, esa tibieza de los nidos, donde se deja de ser uno para fundirse con el universo y con el todo.
Esa idea me hace seguir imaginando que algún amor, alguna fijación de su sentido cambió, giró su ruta natural hacia otro derrotero por no ser comprendida, por un ser ajeno a su sensibilidad, por uno de esos:


“Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis”


Que la obligó a escapar del mundo, a volcarse en la literatura, no dudo de su honestidad en cuanto a su entrega con Dios, pero eso no quita la sospecha de su rápida decisión por el claustro, y hasta le da un acto de heroísmo si en verdad fuera así, porque por un amor lo dejó todo, por un amor único e imposible fue fiel y asesinó su corazón a las pasiones.
Hay otras versiones sobre su vida, sobre su sexualidad, pero me quedo con esta, con la que escribo, que la siento más romántica y más humana.

Mi poema...


Nadie sabe el por qué de ese argumento
para escapar de todo en su existencia
para buscar su paz en un convento
para cumplir sin falta una sentencia.
 
Una forma de atarse a lo sombrío
al olvido total de los de afuera
para oponer al mundo un desafío
y abandonar de ayer la otra manera.
 
Romper con los colores de la vida
hallar en una celda otro modelo
y encontrar en la sombra la medida
ideal para un rumbo hacia el consuelo.
 
Tal vez un desencanto sin testigo
redactó con su vida un testamento
un dolor que aceptó como castigo
y la hizo voluntaria de un tormento.
 
Por un amor quizás que nadie supo
habitaba en su ser y en su memoria
una inquietud que nunca tuvo cupo
en un nombre o una luz para la historia.
 
Solo sus versos abren esas puertas
para espiar su emoción y su censura
para pensar en ilusiones muertas
que a su noche le ataron la amargura.
 
Una razón para esquivar la risa
para encerrar su vida en un secreto
una verdad que la arrimó con prisa
a enterrar su esperanza en un soneto.


Ernesto Cárdenas.

Comentarios

  1. ¡Grandiosa publicación mi querido amigo!

    La verdad que tanto la introducción como el poema, son una maravilla de escritura. Desde luego se deduce que Sor Inés de la Cruz, al revelarse con sus grandiosos poemas, fue llevada a la religiosidad por un desengaño, por una desilusión. En esos tiempos, podríase decir, era costumbre, que quien "daba un mal paso" desaparecía del entorno social, como el hecho de salir embarazada sin votos matrimoniales o simplemente el hecho de no ser virgen. ¿Cuál habrá sido el motivo que hizo que esta poeta, prefiriera sumir su vida en un convento, en un lugar sombrío? Porque hoy en día, incluso los conventos han cambiado mucho, antes eran asazmente rigurosos.

    ¡Grandiosidad de letras mi querido amigo que aplaudo con admiración y grande complacencia!
    Muchísimas gracias.
    Mis cariños de siempre

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