Agonía del Aventurero
Agonía del Aventurero
En la poca penumbra de su alcoba
es su penar, tristeza con saetas
moribunda grisácea piel en grietas
siente el sopor que sotierra esperanza.
El trafagar rapsódico de vida
hace urgente llamado a la braveza
mas, cuánto es el quebranto de entereza
que el alma se obnubila, tiembla y cansa
Y mira cabizbajo, noche y sombra
sus duendes que en ramajes se cimbrean
burlones, con guijarros serpentean
ríos tantos, de errores y de aciertos
Y mira más allá de su silencio
seleccionando su última aventura
para al menos vencido en sepultura
poder alardear ante los muertos
Beatriz Vicentelo
Me dio gracia el final de tu poema, el cual encuentro memorable, y en suma todo lo plasmado, ya que tiene muchísimos elementos para darle un sonoro aplauso, este poema me gusta porque es un narro, un cuento rimado como deben ser los poemas, todo un muestrario de lo que debe ser una obra literaria, y hasta el título resalta, brilla, y tiene como una puerta, una cavidad abierta que invita, nos insta y señala por donde entrar, por donde asomarnos a ese espacio de tus letras que felicito de corazón.
ResponderBorrarGracias Ernesto amigo; bueno el aventurero, como su mismo nombre lo indica, no echa raíces, va de aventura en aventura con el don de la palabra dulce, de ahí el "trafagar rapsódico", como centro de su poder de convocatoria, de su atractivo encanto; algo parecido a los marineros con fama de ser aventureros de los mares; y quien anda entre aventuras, no ofrece nada sólido y muy pocas damas lo toman en serio.
ResponderBorrarAl final suele terminar solo; pero hay que oírlos cuando el tiempo pasa, cómo alardean de sus cuitas amorosas. De ahí ese final, porque lo cuentan de tal manera, que pareciera que ensayan para impresionar a sus demás compañeros muertos. Solo para impresionar, alardear, porque nunca tuvo nada estable.
Besos