Así te tuve...

Te tuve en mi intención y en el espasmo
en las ascuas de todos mis anhelos
en toda la amplitud de mi entusiasmo
y en toda esa pasión de mis desvelos.
 
Ceñí tu cuerpo lo fundí en mis ganas
ferviente en un afán de placideces
y el gusto desbordó las espartanas
maneras de mis turbias morbideces.
 
Mordí con furia en mi tesón tus formas
olvidado en la fiebre de razones
por aquella ecuación que rompe normas
y suelta en su lascivia los leones.
 
Me perdí sin saber si era yo mismo
al verte junto a mí en tus desnudeces
y en la brasa de todo mi erotismo
desaté de mi ardor insensateces.

Voluptuoso, extremado fue el contacto
corporal sin medir temperaturas
en la fiebre gozosa de aquel acto
que me hizo cometer sinvergüenzuras

Tu voz pedía repetir excesos
arrancar del deseo efervescencias
entre la miel caliente de los besos
y el fervor de incontables apetencias. 

Y así te tuve al fin en ese anexo
de los dos duplicando las hogueras
disfrutando la cúpula del sexo
sin que nunca en tu noche lo supieras.

Ernesto Cárdenas.

Comentarios

  1. ¡Oh qué poema intensamente pasional mi querido Ernesto!
    Este poema es una maravilla donde se explayan a su gusto, las hambrientas fauces de la lascivia en deseo!! El verbo vigoroso, solaza generoso en los límites delirantes de las ansias, en los extremos de las ganas.

    El cierre de este poema, grandemente excepcional:

    Y así te tuve al fin en ese anexo
    de los dos duplicando las hogueras
    disfrutando la cúpula del sexo
    sin que nunca en tu noche lo supieras.

    ¡Aplausos amigo mío!
    Grandioso como bellísimo poema pasional!

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