Inteligencia
Inteligencia Del valle a la montaña, del bardo a los cantares de los ojos al alma, de invierno a primavera un torrente aromado de amor con azahares nos abraza al nacer, digna terrestre esfera Sin conocer su nombre, percibimos su esencia en una mujer madre amorosa, abnegada y el torrente de dicha magna..., ¡Ilimitada! nos cubre con su linfa jamás interesada Y por él vino un Dios a salvarnos deste mundo Un mundo donde creció, infante ora necio quien con…, ¡Su propio barro macilla su odio inmundo! ¿Qué ansía aquel empeño? ¡Poder! ¡Publicidad! ¿A costa del repudio, asqueo, del desprecio? ¡Qué inteligencia triste de estulta facultad! Beatriz Vicentelo
Bueno, si la persona se quiere ir y se siente menguada para dar una despedida, lo salomónico sería seguir tu certero consejo. Como jugando, uno se va sin pasar por la pena de dar un adiós; de esa manera queda suspendido en el aire, un retorno, como también puede que no, no queda un alejamiento definitivo. Pero sí, la otra persona desea, pidiendo que se vaya para que no vuelva jamás, al menor descuido, lo mejor es retirarse. Para ello, antes como presagios acaso, se darían ensayos, hasta llegar al estelar de la obra final.
ResponderBorrarPero la decisión de irse, no está en quien se queda, sino en quien decide irse; si se pronunciara el que se queda, ya se dudaría de lo que habla la boca mas no el corazón. Y la boca suele estar siempre contaminada, por el despecho, la rabia, el amor propio, la soberbia; el corazón no, jamás disfraza lo que la boca guarda.
Y bajo el último concepto es que tomo tu revelador e interesante poema; revelador porque muestra parte de tu personalidad, interesante porque podría ser algo novedoso.
¡Me encantó este compartir!
Un abrazo Ernesto, mis cariños de siempre!!