Mis lecturas...

Me he ido adaptando a la quietud, a la noche silenciosa para retroceder al pasado, para caminar el presente por los párrafos de un libro, anudando sensaciones, percepciones, ante aquellos momentos de otros tiempos, donde un alma, un corazón en lucha contra lo imprevisible rompió los diques del conformismo, el de las leyes establecidas, para saltar con su empeño a otros niveles, a otras frecuencias ajenas de la lógica y del racionalismo, racionalismo del hombre común, que no entendió, que no discurrió que esas almas y esos corazones eran conmociones apartes, exaltaciones vedadas y prohibidas, para los aplanados y para los pusilánimes.

Y es bello profundizar, separar con la experiencia, con una buena lectura la flor de los arbustos, la armonía de la incoherencia, para entender en el proceso del por qué de las acciones, el por qué de algunas conductas que hoy parecen sobrehumanas por la obstinación, por la terquedad de ciertos seres, que frente a un hecho mostraron que eran diferentes, que algo los separaba del tumulto para crecer frente un gesto por la libertad de un pueblo, o para una batalla, frontal por un amor que le invadió la sangre y lo llenó de incienso.
Son pocos decía Dostoievski, pocos los que tienen el tamaño para un idealismo, para una epopeya, apenas un cinco por ciento de los humanos nace para ser cumbre y para ser guía, para como Moisés fundar una religión monoteísta, o como Alejandro fundir naciones en un imperio, o simplemente un modelo de pensar universal, una pauta que ensanchara los caminos de la civilización, como hicieron en su momento aquellos filósofos tan conocidos hoy de la antigua Grecia.
La lectura nos levita, nos abre puertas, nos muestra otro horizonte para un sueño, para un ejemplo, o simplemente para un asombro. La lectura nos da la orientación, la brújula para soslayar lo oblicuo, para escapar de la rutina, de la prudencia de los tímidos, para mirar al cenit y para alejarnos de los anémicos de luz, los ignorantes, que son atraso y que nada aportan, a no ser la decadencia y a no ser la sombra.
La lectura me ha hecho discernir entre lo preciso y lo sinuoso, entre lo correcto y la mediocridad para ser libre y para crecer, con un libro he viajado, he estudiado el corazón humano, con sus luces y con sus sombras, con un libro, con mi imaginación escucho a Sócrates, a Galdos, o Stefan Zweig, o simplemente viajo con Balzac o Víctor Hugo por otros siglos, por otras vidas y por otras emociones.

Ernesto C.

Comentarios

  1. Leerte es como cruzar un umbral antiguo, donde las palabras no son adorno, sino cuerpo, llama y verdad.
    Has puesto en tus líneas la dignidad de quien ha vivido la lectura no como evasión, sino como elevación. Y en cada una de tus frases hay una reverencia por lo humano, por lo trágico y lo bello, por ese temblor sagrado que solo algunos —muy pocos— se atreven a mirar de frente.

    Te has expresado con una claridad que emociona. Has nombrado lo que muchos callan: que hay almas apartadas, no por orgullo, sino por su sensibilidad distinta; que hay quienes, como tú dices, se separan del tumulto no para huir, sino para comprender y crecer.

    Yo también he sentido que los libros me han salvado. Que me han dado alas, y también raíz. Que hay noches en que he abrazado un texto como a una madre que me falta. Y otras, en que he discutido con un autor como si fuera un amigo íntimo o un rival necesario.

    Gracias por compartir esta reflexión donde el alma se desviste sin miedo.
    Gracias por hablar desde esa profundidad que no busca convencer, sino tocar.

    Con mi corazón, sinceramente,
    soñar desde adentro y renacer día a día.
    (Escribo Para Que El Silencio No Duela.)
    Natuka Navarro – Luna Poetiza

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  2. Solo digo que todo aquel que lee, llega siempre el momento que la vida lo invita a escribir; ahí es cuando te das cuenta, quien lee y quien no y qué clase de libros adornan su lectura.

    Y sí, a ti a leguas se te nota que lees; muchas cosas se aprende de tu compartir!

    En buenahora amigo!!

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