Yo te Recuerdo
Yo te recuerdo
Yo te recuerdo ahora como un sueño
con esa tozudez de la añoranza
que se quiebra en mi hora de
esperanza
anhelando que seas aún dueño
Dueño del sufrimiento de mi empeño
dueño de mi hora débil de romanza
de mis porfiados cantos de alabanza
que brotan insistentes del ensueño
Ora eres el amor desatendido
en la postura de una gran señora,
cartel que me da el tiempo envejecido
enmascarando al ave soñadora,
que vuela dentro hincando inquisidora
el alma…, que te quiere y te ha
querido
Beatriz Vicentelo
Hay amores que no se olvidan, que se quedan mordiendo los recuerdos, que se funden ya con uno y son inseparables de la memoria, y mientas más viejos estemos, más pensamos en ellos, revividos en las remembranzas, en todo el pasado, que parece ido, pero permanece, como una esencia flotando en todos los rincones del alma.
ResponderBorrarBueno, claro, y con esa musicalidad que parece arrullar desde la distancia.
Ernesto C.
Hay poemas que no se leen con los ojos, sino con esa herida que a veces canta en silencio. El tuyo, Beatriz, es uno de ellos. «Yo te recuerdo» no es solo una evocación; es una búsqueda entre el sueño y la renuncia, entre lo que fue y lo que aún arde bajo la ceniza de lo callado.
ResponderBorrarMe conmueve cómo el recuerdo aquí no consuela, sino que late con una «tozudez» que no se resigna. Esa figura de la «gran señora», altiva, casi inaccesible, contrasta con el ave soñadora que se esconde tras la máscara… y es ahí donde el poema se quiebra y se eleva: porque lo amado se ha vuelto símbolo, y aún así sigue hiriendo dulcemente al alma que no olvida.
Tu soneto fluye con música contenida, con cadencia firme y versos que saben de nostalgia antigua. Y sin embargo, no hay lamento vacío, sino verdad y dignidad en cada línea.
Gracias por este vuelo íntimo, por ese amor que aún duele y, al doler, ilumina.
NaNa