El admirado...



Fue admirado por todo el que lo viera
siendo ejemplo total sin vanidades
distinguido y tenaz con su manera
hablando de justicia y de bondades.
 
Nada rompió su modo convergente
hacia la dignidad de sus criterios
era la claridad de esa simiente
que saben mantener los hombres serios.
 
Esos que dan la luz con los reflejos
altruistas desbordados de nobleza
esos que todos buscan por consejos
que daba natural por gentileza.
 
Su voz era escuchada con respeto
poniendo en cada mente exaltaciones
era como seguir ese libreto
qué sella sin dudar las conclusiones.
 
Ya anciano casi al borde de la muerte
le pregunté el porqué de su empatía
y me contó entre risas fue por suerte
con el cinismo y con la hipocresía.
 
Ernesto Cárdenas.

Comentarios

  1. ¡Qué interesante!
    Conversaba y daba consejos, estudiando primero al grupo o a la persona y según como fuera o lo que se quisiera escuchar, él se manifestaba. Nunca fue genuino, ni se ajustó a la verdad, simplemente observó, dándole el gusto al interlocutor.
    ¡Grandioso!
    Estas letras ofrecen mucho por aprender!
    Y es cierto, cuando uno quiere hacerlo, lo consigue; aunque bueno en demás personalidades, este modo de actuar no es constante.
    ¡Siiiii, me encantó, cuánta filosofía!
    Mis aplausos Ernesto!!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Inteligencia

Amor Tardío

Luperca