Inteligencia
Inteligencia Del valle a la montaña, del bardo a los cantares de los ojos al alma, de invierno a primavera un torrente aromado de amor con azahares nos abraza al nacer, digna terrestre esfera Sin conocer su nombre, percibimos su esencia en una mujer madre amorosa, abnegada y el torrente de dicha magna..., ¡Ilimitada! nos cubre con su linfa jamás interesada Y por él vino un Dios a salvarnos deste mundo Un mundo donde creció, infante ora necio quien con…, ¡Su propio barro macilla su odio inmundo! ¿Qué ansía aquel empeño? ¡Poder! ¡Publicidad! ¿A costa del repudio, asqueo, del desprecio? ¡Qué inteligencia triste de estulta facultad! Beatriz Vicentelo
jaja qué final para cierto!!
ResponderBorrarUn justo homenaje a esa silla, que uno busca cuando los huesos están por desmoronarse; y también en los hospitales, con los años uno la busca con la mirada por todas partes!
¡Lindo poema! Y cómo de algo aparentemente insignificante, le has sacado el lustre que bien lo tiene, porque ciertamente es importante en su servicio la silla!
Grandioso amigo! No se te escapa nada!
Me encantó!
Gracias