Deja...

 

Deja que siga atado a la costumbre
de amarte hasta el hartazgo en los supremos
motivos de la fiebre y de la lumbre
que expanden el delirio a los extremos.
 
Deja que te cincele en los arrojos
audaces de mi empeño en la constancia
deja que te duplique en los antojos
que buscan de tu piel la concordancia.
 
Deja que te haga mía en el afecto
de un afán que se antoja temerario
deja que tu sonrisa en mi trayecto
decore de ilusión el escenario.
 
Para una magnitud y ese derecho
del alma en su verdad y en su infinito
donde la historia nos delata un hecho
que tiene algo de sol y de bendito.
 
Deja que llegue a ti con estas ganas
que nacen de mi luna y de mi fiera
deja que simplemente abra ventanas
para ese amanecer que nos espera.


Ernesto Cárdenas.

Comentarios

  1. ¡Vaya disyuntiva la mía, de pretender escoger una estrofa! Pues es imposible, porque todas están plenas de fuerza, de bestialidad amante edulcorada con ternura acariciante; sí porque has sabido combinar los sentires como le gusta a una dama.
    Espléndidos versos mi querido Ernesto! Me has elevado a la cúspide del ensueño, para luego con mucha sutileza reposarme en la dulzura. ¡Bello mi buen poeta, muy bello!
    Inmensas gracias!

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