Hasta lo imposible.


En ella hay algo incitante
que me hace amarla distinto
penetrando el laberinto
de lo que es reconfortante
de aquello que es relevante
y duplica los motivos
de estos sueños posesivos
tras la emoción que desata
en el alma una fogata
de goces superlativos.

Y de empeños, de constancias
para coserla al recuerdo
sin importar si me pierdo
sumido en exorbitancias
y en abiertas discrepancias
con la lógica y lo claro
con esta fe donde amparo
una pasión absoluta
que me hace querer la fruta
de su amor como un avaro.

Y apurar, tender el puente
hasta su boca en la danza
de esta rabia en asechanza
que hoy no quiere ser prudente
solo ser lo concluyente
de este afán que indivisible
es razón apetecible
para romper la asonancia
de la noche y la distancia
amando hasta lo imposible.

Ernesto Cárdenas

Comentarios

  1. En magníficas espinelas, dejas entrever una disyuntiva, ¿la quieres o no la quieres? El corazón muchas veces tiene miedo de equivocarse, porque cuando se da, es muy difícil, no imposible, la marcha atrás. Pero ¿Cómo saber si la fruta es dulce o amarga? Solo probándola, no hay otro modo, así que hagamos gestos en el rostro.
    ¡Grandioso poema!
    Gracias

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