Diana Virginal Vengativa
Diana Virginal
Vengativa
Diana Artemisa cruel y vengativa
¿Quién osa no rendirte pleitesía?
No vacila el carcaj, flecha
agresiva
y cobra caro insólita osadía
Tuya es la gracia atlética de caza
*¡Tuyo el letal escorpión en su errancia!
Como tuyo el tizón de ardiente brasa
y tuyo Agamenón con su prestancia
Ya tus verdes robledos consagrados
cobijan tus lebreles dedicados
a determinación que tu ira exuda
cual **Acteón que anduvo de vil
suerte
¡Dejando sus despojos a la muerte!
Solo por contemplar tu piel desnuda
Beatriz Vicentelo
* El gigante Orión, tan experto cazador como Ártemis, que por perseguir a la diosa tuvo su merecido, ya que ésta le envió un terrible escorpión para que le picara. También los mortales que la olvidaban o ignoraban sus designios eran severamente castigados. Cuando las tropas griegas se dirigían a Troya, una tempestad retenía a la flota aquea en Áulide porque Agamenón en una cacería había herido una cierva de la diosa. Los adivinos manifestaron que la diosa exigía el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón, y fue a buscarla. La diosa enfadada porque Eneo, el rey de Calidón, no le rendía sacrificios anuales envió un enorme jabalí que devastaba la región. Eneo y su esposa Altea tenían un hijo Meleagro y cuando nació, apareció en el palacio un tizón ardiente. Meleagro organizó para cazarlo una expedición en la que participó una joven arcadia, Atalanta. Al enterarse Altea, sacó el tizón del cofre y lo arrojó al fuego, matando de ese modo a su hijo.
** Acteón, cazador también como ella, tuvo la
mala suerte de cuando cazaba ver a la diosa por casualidad, cuando se bañaba. Diana lo convirtió en ciervo y avistado por
sus perros rabiosos y enloquecidos lo mataron a dentelladas.
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Toda la mitología griega es una fantasía divina, divina por ser tema de dioses, y divina por su belleza elemental, por su armonía literaria, que la coloca como la más interesante del mundo en cuanto al tema de la cosmogonía.
ResponderBorrarY este poema tuyo tiene motivos para leerlo, y descubrir que en ti, por ese gusto de las leyendas griegas, rescatas del olvido una tradición, todo un símbolo de los mitos de la antigüedad clásica.
Y ese final fatídico de Acteón cierra con hermosura trágica tu didáctico poema, y cuando te leo estos temas, siempre tengo que recordar a Góngora, que como tú era amante de la mitología, y siempre eran parte importante de sus poemas.
Un beso en tu casta frente.
Ernesto C.