¡Ingrata Vida Ingrata!
¡Ingrata Vida
Ingrata!
Quería ser el único néctar de tu colmena
ser esa abeja reina saliendo en nupcial vuelo
y que tú desde luego, fueras quien por el cielo
en fecunda aureola ciñeras mi faena
¡Hermoso hubiera sido tu sangre por mi vena!
Ensanchando mi vientre, pulsando en el anhelo
la dicha de ser madre, por el ser, que en
revuelo
de amante hora me amó…, sin límite ni pena
¡Ingrata vida ingrata! Hoy que todos se fueron...
ellos, que a nuestro amor tenaces se opusieron…
Hoy, la vida regala su jugarreta artera
¡Nunca, imaginamos el final de esta historia!
Yo acá…,¡Siendo tu abeja reina que aún te
espera!
Tú, perdido muy lejos..., enfermo, sin memoria
Beatriz Vicentelo
Y es ingrata en verdad la vida, aunque también existe la inconformidad humana, el no estar bien con lo que tenemos porque siempre se aspira a más, y no se si es una virtud o es un defecto.
ResponderBorrarTu soneto es una queja contra el destino, contra la suerte de no ponerte sus laureles, y es que desgraciadamente la vida no es como se quiere sino como es, con sus altibajos y con sus sorpresas, con sus realidades crudas lejos del entendimiento de nuestro cerebro.
El cierre de tu soneto es triste, tiene visos ya de un final irrevocable, uno donde al parecer no existen ya esperanzas.
Ernesto C.