Llegué tarde...

Llegué tarde a su vida para el caso
sin tiempo ya para tomar su mano
llegué cuando la sombra del ocaso
señalaba ese empeño como vano.
 
Para torcer su rumbo, dar un giro
de ciento ochenta grados en sus cosas
e intentar revivir algún suspiro
para amar desatando mariposas.
 
Llegué viendo marchita la azucena
del ritual consumado en su momento
llegué ya viejo sin valer la pena
ponerle clara luz a un sentimiento.
 
Cuando por dentro la inquietud se calma
para encender con prisa un nuevo leño
cuando vencida la inquietud del alma
no tiene ya razón para otro sueño.
 
Ernesto Cárdenas.

Comentarios

  1. Si, cuántas veces se reparte la torta, sin antes haber uno llegado! Es un decir, que suele suceder en las cosas simples de la vida.

    Como igual a muchas veces que buscamos determinado artículo porque lo necesitamos urgente y al mover "cielo y tierra" hallamos otro que habíamos buscado con insistencia, días anteriores. En el amor es lo mismo y es como para golpearnos la cabeza contra un muro, porque llega el amor de manera imprevista, que uno está comprometida con una persona buena que se le ama no obstante que no es lo que buscábamos, pero así y todo YA LA AMAMOS; y aparece como se dice el "príncipe azul" añorado desde que éramos niñas. No queda otra que, con pena dejarlo pasar.
    ¡Valiosas letras escritas con grande asertividad mi querido amigo!
    ¡Aplausos!!

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